—Por favor, no te vayas todavía—lloré,
sujetando su mano con fuerza.
Él miraba a través del cristal,
los jazmines creciendo a través de las grietas
de las concurridas calles,
borrando los recuerdos del invierno
mientras los petirrojos
anunciaban la promesa de la primavera.
Estaba muriendo, pero de alguna manera,
simplemente lo sabía.
—¿A dónde más podría ir?—dijo.
Su sonrisa era cálida—¿a dónde más podría ir?
~Tan. Emiliano Figueroa
“Aquellos que tienen la fortaleza y el amor para sentarse junto a un paciente moribundo en el silencio que va más allá las palabras, descubrirán que este momento no es ni aterrador ni doloroso, sino una cesación pacífica del funcionamiento del cuerpo. Observar la muerte tranquila de un ser humano nos recuerda a una estrella fugaz: una de las millones de luces en un cielo inmenso que brilla intensamente por un breve instante, solo para disolverse en la noche infinita para siempre.
Estar con un moribundo nos hace conscientes de la singularidad de cada individuo en este vasto mar de humanidad. Nos recuerda nuestra finitud, nuestra limitada duración de vida. Pocos de nosotros vivimos más allá de los setenta años, y sin embargo, en ese breve lapso, la mayoría creamos y vivimos una biografía única que nos entreteje en el tejido de la historia humana.”
~Elisabeth Kübler Ross
Nuestras vidas usualmente se ven como un confuso merodeo, vagamos por ahí y por allá, involucrados en todo tipo de actividades intrascendentes, distrayéndonos del tedio, aferrándonos a ideas y opiniones que aparentan darnos seguridad o alimentado viejos enojos y resentimientos con nuestros seres queridos. Pero cuando llega la muerte a nuestras vidas nos confronta con algo ineludible. Atraviesa toda la niebla de confusión, distracción y huida en la que estamos sumergidos y nos pone en contacto con algo que es real: mi vida es preciosa, pero es fugaz; un día moriré y usualmente ese día llega más pronto de lo que desearíamos.
¿Qué sabemos acerca de la vida y la muerte?, ¿qué es la vida?, ¿cómo es que hoy estás aquí, teniendo una experiencia consiente?, ¿qué hay después de la muerte? Sabemos muy poco en realidad. Y cuando la muerte llega a nuestras vidas nos lo recuerda. Nos hace humildes. De la muerte solo sabemos que llega en un lugar, tiempo y forma desconocida. Y de la vida, solo sabemos que es breve, preciosa y querida, como el rocío que al sol se desvanece. Si logramos, aunque sea por un momento, salir de nuestras mecanismos de evasión y distracción, de red de ideas, creencias y opiniones con respecto a ella, y simplemente contactamos directamente con el gran misterio de nuestra existencia, podemos encontrar la inspiración y fuerza necesaria para dar una respuesta a las grandes preguntas existenciales a las que nos vemos enfrentados.
Pero esta respuesta, no encontrará su forma a partir de las palabras, sino a través de la manera en la que decides vivir tu vida. Es decir, ¿quién vas a ser y qué vas a hacer, frente a la realidad de que tu vida es finita y la muerte inevitable? Tomar en serio la muerte es tomar en serio tu vida. Reflexionar sobre la muerte naturalmente nos lleva a reflexionar sobre nuestra vida y lo que es realmente importante. Nos invita a reorganizar nuestras prioridades, a involcrarnos más en aquello que es significativo. Nos puede motivar a recoinciliarnos con nuestros seres queridos, expresarles lo mucho que los queremos, a pedir perdón, perdonar y agradecer por las incontables bendiciones que hoy tenemos. A agradecer por la bendición más grande, nuestra vida.
Damos nuestra vida por sentado, la asumimos como algo que está ahí, pero un día ya no estará. Es una verdad que compartimos con todos nuestros seres queridos. Sus vidas también acabarán. Todos somos parte de esta realidad cambiante que está tejida por procesos que surgen y cesan constantemente. Así que, ¿por qué no vivir despedidos, sin asuntos pendientes?, ¿por qué no soltar esos viejos enojos? ¿por qué no aventurarte a descubrir vivir una vida con más significado?
Podemos vivir con la muerte como nuestro maestro de vida. Un maestro que nos vuelve más humildes, cariñosos, amables y agradecidos. Y que nos recuerda lo que es verdaderamente importante. Para que cuando llegue la muerte, nos encuentre vivos.
La muerte llegará, posiblemente en un día inesperado. Y cuando llegué, es probable que sea muy difícil y confuso para nuestros seres queridos. Dejar por escrito nuestros deseos para ese momento, así como dejar organizados nuestros documentos personales es un acto de amor hacia nuestros ellos. Esta es la primera invitación que propone este documento, realizar una carpeta donde se encuentren todos mis documentos personales y mis voluntades para el momento de mi muerte, con el objetivo de facilitarles la vida a mis seres queridos en un momento tan complicado.
La segunda invitación es llevar esta carpeta al siguiente nivel, convirtiéndola en un ejercicio de reflexión de vida profundo. Podemos hacer cartas de amor y despedida a nuestros seres queridos, dejarlas ahí en la carpeta para cuando llegue el momento o también, algunas personas después escribirlas se dan cuenta de que tienen la oportunidad de dárselas mientras están vivos y lo hacen. Podemos reflexionar y escribir nuestra biografía, narrar nuestros momentos más atesorados. Podemos hacerle una carta de agradecimiento a la vida. Podemos dejar un testamento emocional con objetos de valor sentimental, entre muchas otras cosas.
La carpeta es una manera directa de ponernos en contacto con el hecho inevitable de que moriremos algún día, y estimular en nosotros un saludable sentido de urgencia sobre nuestras vidas, acerca lo que es realmente importante para nosotros. Cada carpeta es única, un reflejo de la inigualable vida y biografía que cada uno de nosotros tuvimos. Es un regalo que nos damos a nosotros mismos, un espacio donde reconocemos las innumerables bendiciones que tiene nuestra vida; y es también, un regalo que les damos a nuestros seres queridos: una forma de contactar con nosotros cuando nuestro canto termine.
Cuando termines tu carpeta, asegúrate de informarle a tus seres queridos y cercanos en que lugar la pueden encontrar cuando llegue el momento. Cuando les comentes puedes utilizar la ocasión como una oportunidad para invitarlos a reflexionar acerca de la muerte, no de una forma morbosa, sino invitando a dejar todos sus documentos importantes en orden, y a reflexionar acerca de aquello que es verdaderamente importante en su vida y sus deseos para cuando esté por terminar. Puedes invitarlos a hacer su propia carpeta de vida y muerte.
A continuación te dejo una lista con algunas ideas y sugerencias para realizar tu carpeta. Toma inspiración de los puntos que consideres pertinentes, hazla a tu propia manera, con el corazón.
Documentos Importantes
Cartas con mis Voluntades
Deseos para honrar tu Vida
Reflexiones sobre la Vida y la Muerte
Legado Emocional
Acta de nacimiento
Acta de matrimonio
Copia de credencial de elector
Documentos del seguro de vida
Documentos bancarios
Testamento
Carta donde expreses que deseas que hagan con tu cuerpo. Por ejemplo, ¿quieres ser sepultado o cremado? ¿en dónde quieres que sean depositados?
Carta en donde expreso si deseo ser donador de órganos y bajo que condiciones.
Carta donde expreses tu voluntad anticipada en caso de llegar a estar en una situación médica delicada en donde no pudieras comunicarte de manera consiente. El objetivo es ayudarles a tus seres queridos a tomar desiciones con respecto a tus cuidados y tratamientos, por supuesto, considerando de manera realista las regulaciones médicas y legales de tu país. Algunas ideas para comenzar a explorar esto, puede ser, preguntarte: ¿qué significa para ti, calidad de vida?, ¿qué piensas sobre la incubación?, ¿qué factores te gustaría que tu familia considere para tomar desiciones con respecto a tu salud?
¿Cómo te gustaría que fuera tu funeral?
¿Quieres que sea religioso tu funeral?
¿En dónde te gustaría que fuera?
¿Quién te gustaría que asistiera?
¿Qué música te gustaría que pusieran?
¿Qué lecturas te gustaría que hubiera?
¿Cómo te gustaría que fueran vestidos tus seres queridos?
¿Quién te gustaría que hablara?
¿Te gustaría escribir algo para ser leído ese día?
Carrete de fotografías de tu historia de vida en secuencia cronológica.
Presentación sobre tu infancia. Puedes guardar en la carpeta algunos dibujos que hiciste en tu niñez. Puedes escribir también ¿cúales fueron tus juguetes preferidos? ¿cúales eran tus sueños hacia el futuro? ¿cúales eran tus recuerdos más locos? ¿quienes eran tus amigos de la infancia?
Dejar por escrito tu biografía, ¿cuáles fueron las experiencias más importantes de tu vida? ¿qué historia única creaste con el tiempo que tuviste? ¿cuáles fueron las mayores dificultades a las que te enfrentaste? ¿qué es lo que más disfrutaste de esta vida?
Narración escrita sobre algún sueño significativo que hayas tenido alguna noche.
Ilustra tu árbol genealógico y reflexiona acerca de cómo cada generación ha influido en tu vida.
Carta a tu “yo” más joven.
Lista de personas que marcaron tu vida. Mentores, amigos, familiares o desconocidos que te enseñaron algo importante.
Deja una lista con tus canciones favoritas. ¿cuál sería el soundtrack de tu vida?
Carta de agradecimiento hacia la vida.
Escrito donde expreses tus pensamientos acerca de la muerte. ¿qué es la muerte para ti? ¿qué crees que suceda después de ese momento tan misterioso?
Escrito donde expreses ¿cómo te gustaría ser recordadx?
Testamento de objetos personales con valor sentimental. ¿qué objetos personales, que tengan significado para ti, les quieres dejar a tus seres queridos?
Cartas de amor, agradecimiento y despedida para cada uno de mis seres queridos. ¿qué significaron para ti cada uno de ellos? ¿qué les quieres agradecer? ¿cómo te gustaría despedirte? ¿qué les quieres desear?
Recetario familiar. Puedes dejar por escrito tus recetas favoritas.
Video o audio personal donde expreses agradecimiento y amor hacia tus seres queridos.
Escrito por Tan. Emiliano Figueroa
Cuando llegue la muerte
como el oso hambriento en otoño,
cuando llegue la muerte y se lleve
todas las monedas brillantes de mi cartera
para comprarme, y cierre la cartera
de un golpe,
cuando llegue la muerte
como la viruela,
cuando llegue la muerte
como un témpano entre los omóplatos,
quiero atravesar el umbral llena de
curiosidad, preguntándome:
¿Cómo será esa cabaña oscura?
Y, por tanto, lo miro todo
como a una hermandad de hombres y mujeres,
y veo al tiempo como apenas una idea y
considero a la eternidad como otra posibilidad.
Y pienso en cada vida como una flor
tan común como una margarita del campo,
y tan singular.
Y cada nombre como una música confortable
en la boca, que tiende,
como toda música, al silencio.
Y cada cuerpo un león de coraje,
y algo precioso para la tierra.
Cuando termine, quiero decir:
toda mi vida fui una novia casada con el asombro,
fui el novio, levantando el mundo en mis brazos.
Cuando termine, no quiero preguntarme
si hice de mi vida algo particular,
y real.
No quiero encontrarme suspirando y asustada,
y llena de argumentos.
No quiero terminar simplemente
habiendo visitado este mundo.
~Mary Oliver
Yo sí creo que puedes volver a ser feliz después de la pérdida. Creo que la esperanza puede ser encontrada incluso en las situaciones más desesperanzadoras si tan solo nos atrevemos a observar a través del dolor. Lo creo con todo mi ser y por ello mi vocación es acompañar a personas en procesos de duelo, pérdida y muerte.
Si deseas que te acompañe en tu duelo, puedes agendar una cita conmigo, escribiéndome al WhatsApp.
Estoy certificado por la Tanatóloga y aclamada autora Gaby Pérez Islas, y por la Asociación de Tanatología del Estado de Morelos, por la Doctora Marta Palencia.